Cada vez que un semáforo en rojo cambia a verde y los coches se toman su tiempo para avanzar, pienso en los semáforos suecos, donde el amarillo aparece antes y después del semáforo en rojo, lo que hace que el tráfico avance más rápido. Siempre me he preguntado por qué no es así en todo el mundo. Es genial, ¿no? Tanta frustración quitada por un simple cambio.
Y, sin embargo, cada pequeña dinámica en la forma en que opera un país se basa en la cultura: es un proceso y lleva tiempo, pero más que nada, necesita conciencia. Una vez que suficientes personas se dan cuenta de una forma diferente, que se adapta a sus necesidades y a los tiempos en los que viven, todo comienza a cambiar. Los semáforos no son una prioridad para mí, pero los problemas de las mujeres sí lo son.
Necesitamos desesperadamente un punto de inflexión que conduzca a una sociedad más equitativa, por el bien de esa sociedad, y no por el bien de las mujeres, como algunos podrían pensar. El cambio debe venir de la raíz, y la raíz es la historia y la comprensión de aquellos principios biológicos que eran limitantes en las civilizaciones nómadas, y ya no se aplican a una sociedad sedentaria. La mentalidad actual no está trayendo un cambio positivo al mundo.
Debemos recordar de dónde venimos, y lo que quiero decir con esta declaración es la comprensión de la Madre Tierra como el núcleo de la existencia humana, y el equilibrio y respeto hacia Ella como una prioridad. Esa fuerza se encuentra en el poder femenino, y más que nada en las mujeres indígenas, que viven más cerca de Ella.
La mayor lección que he aprendido de vivir en el extranjero y adaptarme a diferentes culturas es que depende de cada generación establecer las reglas por las que vivirán. Depende de nosotros decidir. Los gobiernos y el patriarcado son solo el resultado de muchas generaciones de decisiones. Decidamos mejor esta vez y hagamos de la igualdad una prioridad en la forma en que criamos a nuestros hijos y vivimos nuestras vidas. En la forma en que hablamos de nosotros mismos y de los demás. En la forma en que consumimos y el contenido que producimos.
Esta semana les comparto los viajes de dos trenzas que admiro profundamente: Rigoberta Menchú y Eufronsina Cruz Mendoza.
Siempre hemos estado a cargo, pero quizás no nos habíamos dado cuenta.
Empieza ahora.
© Viaje de una trenza. Todos los derechos reservados. Política de privacidad | Términos de Uso