Estoy en el proceso de ordenar mi vida. Siempre lo hago en esta época del año. Lo más difícil es siempre la habitación de mis hijos. Al donar todos esos juguetes y ropa que ya no les quedan por lo mucho que han crecido, me doy cuenta de lo mucho que necesito aprender a soltar; Quiero que la vida avance a un ritmo más lento y que me dé tiempo para elegir más sabiamente, planificar mejor o al menos disfrutar un poco más.
Pero no es así; no lo hará. No hay nada más seguro que el cambio.
Intento conservar esos juguetes que le dieron contenido a tantos días de su infancia con la esperanza de que los recuerdos no se desvanezcan. Quiero critar esos momentos y recuperar la felicidad momentánea de esos días ordinarios. Sin embargo, si el huracán Irma y el terremoto me enseñaron algo este año, es que los objetos están destinados a desaparecer. No merecen tanta atención.
Pero luego, también hay personas y sentimientos; Tantos sentimientos los recuerdas un poco, pero darías tanto para volver a sentirlos. Como asombro, seguridad, inocencia y sorpresa… también, ciertos tipos de amor.
Siento que hay una gran semejanza entre vivir y jugar a Mario Bros: a medida que avanza el juego de la vida, se agregan diferentes elementos para aumentar la dificultad que enfrentamos, pero en cada 'mundo' luchamos contra los mismos monstruos, hasta que puedas realmente avanzar desde el núcleo. Mi Kooper para esta vida dominará el arte de dejar ir ...
Hoy, cinco bolsas enormes de cosas se fueron a donar a diferentes lugares. Todavía estoy trabajando en procesar todo el resto, un día a la vez.
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