Journey of a Braid Logotype

El lenguaje silencioso de los objetos

Por Danié Gómez-Ortigoza

31 de mayo de 2017

Objetos: artículos hechos por el hombre que nos pertenecen. Contienen emociones y tienen el poder de congelar ciertos momentos de la vida mientras nos recuerdan quiénes éramos, quiénes nos hemos convertido o quiénes queremos ser.

A menudo miro a las personas que miran a través de los escaparates. Los niños los miran con los ojos llenos de futuro. Sueñan con aventuras imaginarias mientras miran. El mayor, por el contrario, los mira con nostalgia. Lo han visto todo. Independientemente del grupo de edad, los objetos tienen el poder de transportarnos a otro lugar. Nos hacen soñar.

La relación que tenemos con ellos es bastante íntima. Todos tenemos una o dos cosas que valoramos más que nada. Por lo general, nunca son las cosas que compramos para nosotros, sino los regalos llenos de recuerdos.
Para mí, uno de esos objetos es mi primer automóvil: un convertible de 1960 Karmann Ghia.

Mi papá lo compró en las peores condiciones que puedas imaginar y lo reconstruyó encontrando todas y cada una de las piezas en diferentes partes del mundo. Le tomó unos 8 años terminarlo. Recuerdo la primera vez que lo compró en casa. Tenía 4 años Cuando lo encendió por primera vez, antes de que lo arreglara, yo estaba parado detrás de él y el silenciador me quemó la parte de atrás de la pierna. Ese fue el comienzo de nuestra relación amorosa, y todavía tengo una gran cicatriz ... como la tengo de todas las personas a las que realmente he amado.

Conducirlo es toda una experiencia. Huele a gas y años acumulados. La rueda es tan dura como puede ser y, por supuesto, también lo es la palanca. Me tomó mucho tiempo aprender a manejarlo correctamente y 'escucharlo'.

Su historia es bastante notable. Diseñado y construido en Alemania, pero diseñado en Italia por Fredinard Porche al final de la Segunda Guerra Mundial, en el momento en que Europa estaba tratando de recuperar la fe y la sonrisa después de esos años terribles, en un momento en que Volkswagen era sinónimo de Adolf Hitler.

Experimentarlo y domesticarlo ha definido una gran parte de mi personalidad ... ¿y por qué no? Marcó ese período de mi vida. Mientras lo conducía en mi última visita a México, no podía dejar de pensar en cómo todo lo que poseemos nos pertenece hasta cierto punto. 

Siempre que compartes una foto tuya, se identifican un millón de mensajes. Asegúrate de que sean las correctas y de que las marcas con las que te relacionas encajen de acuerdo con tus raíces y la persona que estás tratando de representar.

Las redes sociales son el escaparate más grande de la historia. El medio nunca ha sido el mensaje más claro que hoy, y estás teniendo un impacto. 

Únase al boletín y siga el viaje.