Sin embargo, estalló: la textura jabonosa que me separaba de la realidad y la crudeza de los titulares de los desastres naturales desapareció y, con ella, la comprensión de las condiciones actuales del mundo que hemos creado.
No. No. No. No podemos darnos el lujo de volver la cabeza por más tiempo.
Alguien en Instagram me mencionó que era interesante cómo me había convertido en activista, releí su mensaje dos veces: ¿yo? ¿activista?
Pero es verdad.
Piénsalo.
Todos somos activistas.
La forma en que vivimos nuestra vida es un ejemplo para los demás, ya sea que nos responsabilicemos de ello o no.
Cada sugerencia.
Cada elección.
Importa.
Tu importas.
Entonces todos deberíamos ser activistas.
Activistas conscientes.
Y estar a la altura de lo que queremos que sea el mundo.
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